Published in : 2006 Available in : Spanish La mayoría de las personas, cuando piensan en el hambre, se centran en el modo en que ésta se manifiesta físicamente: la extrema delgadez de las poblaciones afectadas por la hambruna o la pequeña estatura de las que sufren malnutrición crónica. Sin embargo, para quienes sobreviven a este flagelo, las secuelas más dañinas sean quizá las que conciernen al aprendizaje. Sufrir hambre durante el período de la infancia puede provocar un retraso mental irreversible y una disminución del coeficiente de inteligencia (CI) y de la capacidad de aprendizaje. Los efectos son trágicos para las personas, e impresionantes para los países. Por ejemplo, se estima que el CI medio de la población de más de 60 países es entre 10 y 15 puntos inferior a la puntuación que podrían tener, debido sólo a las carencias de yodo (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF] e Iniciativa sobre Micronutrientes 2004). Documents : Arabe (PDF, 508.10Kb) Espagnol (PDF, 532.92Kb) Inglés (PDF, 520.69Kb) Originally posted at : WFP Website |
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